Dando Gracias Por Todas las Bendiciones

Tengo muchísimo que agradecer. Dios ha sido siempre bueno conmigo y me considero una mujer absolutamente bendecida. Voy a empezar dando gracias por mi! Si, por que creo en mi potencial, por que me gusta lo que hago, por que me siento orgullosa de las cosas que he logrado y por que me encanta la fuerza y el amor con lo que hago todo en mi vida. Doy gracias por que he sabido mantener mi esencia y me muestro tal y como soy 💕 🙌🏻🙏🏻

 

Doy gracias por que Dios siempre ilumina mi camino para hacer cosas grandes. Agradezco por mi vida, mi salud, mi familia y todas las posibilidades que tengo que lograr lo que me propongo.
Estoy #agradecida por que al mirar esta foto me siento plena. He superado miedos y me he reinventado para ser cada día mas feliz. Soy una mujer afortunada, me siento amada, tengo la familia que tanto soñé y estoy trabajando en lo que me apasiona.

Doy gracias por tener mis #hijas hermosas, sanas y poder ser una #mamá feliz y orgullosa. Por ellas siempre tengo mas razones para reír y agradecer ✨🙌🏻Con ellas los días no tienen espacio para aburrirme y siempre encontramos la forma de tener alguna aventura. Ellas son todo y sus #abrazos son mi gasolina💕

 

Doy gracias por mi esposo. Por lo hermoso, por lo superado y por el amor que nos une.  Espero y rezo para que nuestra relación siga siendo imperfecta para que podamos re-inventarnos y conquistarnos muy amenudo.

Finalizo dando gracias por mi mamá, su compañía y todo lo que me ha enseñado e inspirado. Soy afortunada de tenerla conmigo, y aunque el proceso no ha sido fácil, estamos juntas y saliendo adelante como familia. Ella es mi prueba de amor y responsabilidad mas grande desde su #derramecerebral. Es como mi 4ta hija y cada día, cada intento y cada camino es una enseñanza.

Las invito a dar •G•R•A•C•I•A•S• por las cosas que las hagan felices a ustedes, como #mamás como #mujeres y como #profesionales ✨ ¡Es momento de parar y valorar todo lo que hemos logrado y aprendido! .

Tardes de verano y buenos recuerdos

Si hay algo que disfruto con mis hijas, son las tardes llenas de colores, juegos, paletas deliciosas y momentos lindos. Nos encanta estar afuera, jugar con los vecinos, pintar con tizas en la calle y montar en bicicleta. Soy una mamá que disfruta enormemente verlas tener una niñez tranquila y llena de juego.

Soy de esas mamás que prefiere verlas llenas de mugre y sonrisas,  envés de tareas y competencias. Hago de las tardes una de nuestras prioridades con momentos de juego e imaginación libre. En nuestra casa corremos, montamos en bicicleta, nos trepamos a los árboles y las dejamos ser niñas.

Me encanta que puedan ver el mundo sin tanta locura, sin tanta perfección y con muchos colores, pues soy consiente que ser chiquito dura poco y hay que cuidar esa inocencia y hermosura de la infancia. Por eso las tardes en nuestra casa son para disfrutar y hacer de las tardes el mejor de sus recuerdos.

A la hora de escoger un snack para ellas, en el calor de Miami, no hay nada mas delicioso que unas paletas de Outshine  No solo son deliciosas, sino que están hechas con frutas de verdad y sin ingredientes artificiales. Y la verdad es que no solo se las comen ellas, mi esposo y yo también las disfrutamos sin remordimientos, pues solo tienen 70 calorías! Mejor dicho, en esta familia, las tardes de verano se resumen en juegos, paletas y muchos amigos.

 

This post is sponsored by Outshine® but the content and opinions expressed here are my own.

Ser mamá en un universo de “perfección”

Ser mamá es una de las realidades más imperfectas que conozco. Una cosa es la percepción de las mujeres antes de tener hijos y otra cosa es la realidad cuando te conviertes en mamá. Yo me considero una de esas mamás que disfruta de la realidad, se ríe y llora de las locuras propias de la maternidad. Mis días son un corre-corre constante y me cuestiono muchas veces si lo estoy haciendo bien. Con tantas responsabilidades y expectativas de la maternidad, la gran mayoría de las mamás sufrimos de un sentimiento constante de culpa. Muchas veces me siento “mala madre”, aunque mis hijas me elogien constantemente con la frase “you are the best mom ever” (eres la mejor mamá siempre). Y es que ese perfeccionismo maternal no me deja en paz nunca.

Me comparo constantemente con esas mamás que aparentan tener todo bajo control. Muero de ganas de verme como las mamás de la Televisión o las de las revistas cuando dejan los niños en el colegio, pero básicamente vivo en plan de sobrevivencia y de maquillarme en los semáforos cuando puedo. Esto mientras cantamos, repasamos las palabras de la semana o los logros de cada una.

Me gustaría gritar menos, jugar más y hacer loncheras 100% saludables. Esto sin mencionar lo mucho que quiero que las reglas se cumplan sin tener que pelear y poder ser mucho más relajada. Y puedo asegurar que no soy la única mamá que se siente vigilada y juzgada por no ser perfecta y no tener una vida impecable, honestamente no creo que existan este tipo de mamás pero la realidad que vemos en Social Media es otra.

Soy una mamá absolutamente dedicada a mis hijas. Vivo, respiro y me ingenio todo tipo de maromas para lograr hacerlo todo, pero es inevitable equivocarme. Cuando grito, qué por supuesto lo hago, me siento horrible y no hay nada que me gustaría más que poder devolver el tiempo y reaccionar mejor. Para lograr lo que necesito muchas veces les ofrezco dulces a mis hijas, no me siento mal con esto, y realmente me funciona. El iPad es una herramienta que me ayuda en momentos donde no me dan ni las manos, ni la cabeza. Y para terminar de medio describir mi maternidad “perfecta”, muchas veces compro comida rápida para evitarme la cocinada y poder sentarme a jugar con ellas.

Después de confesar mis locuras e imperfecciones, puedo asegurarles que todo lo que hago es con y para mis hijas. Y como una gallina sin cabeza, organizo calendarios y mi trabajo para no perderme nada de ellas. Mi motivación es el amor inmenso que siento por ellas y mi objetivo es pasar más tiempo de calidad y no de cantidad.

Siendo realistas, nunca sabremos el resultado de nuestra maternidad hasta que los niños crezcan, así que mientras tanto hago lo mejor que puedo. Las invito a que nos juzguemos menos y nos apoyemos más. #mamásfelicesniñosfelices

El Ejemplo para nuestros hijos

Hace rato que quería escribir sobre el ejemplo que somos para nuestros hijos, pero me faltaban las palabras para poderlo mostrar desde mi experiencia personal.

Además, quería que fuese un post, que aunque seas o no mamá, puedas relacionarte. Al fin y al cabo somos el ejemplo de los niños que están en nuestras vidas.

Supe lo que quería escribir cuando la mamá de una de mis mejores amigas me preguntó si entendía ahora todo lo que nuestras madres habían hecho por nosotras.  Hoy con el corazón lleno de orgullo, pensé que la respuesta tendría que ser publicada en mi blog. Quiero compartirles el gran ejemplo que fue, es y seguirá siendo mi mamá para mi y el ejemplo que me gustaría llegar a ser para mis hijas.

La historia de mi mamá es mas complicada que la de una mamá o una abuela normal. Es una historia de orgullo desde el punto de vista mío como hija, pero también, es una historia de mucha perseverancia y amor por la vida.

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Mi mamá, además de ser una mujer muy activa cuando yo estaba chiquita, estuvo siempre muy presente en mi vida, se involucraba en todo lo relacionado con mi colegio y con mis amigos. Creo honestamente que tuve una súper mamá, y que ha sido para mi el ejemplo de mamá que quiero y trato de ser todos los días para mis hijas. Pero esta historia no es de cuando yo estaba “chiquita”, sino de cuando cumplí 20 años y mi vida, como la había conocido hasta entonces, cambió para siempre.

El 6 de enero del 2003, recibí una llamada que cambio mi vida. “Paula tu mamá sufrió un derrame cerebral grave y esta muy delicada en la clínica”, me acuerdo que dejé de sentir los pies, me caí en la mitad del pasillo de la Universidad y lloré por varias horas seguidas. Sin saber ni entender realmente la magnitud de lo que había pasado, agarré 3 mudas de ropa y arranque en un avión para Colombia.

Al llegar a Medellín con los ojos hinchados y el corazón roto, me encontré que ese famoso derrame cerebral me dejó una mamá a medias. Una mamá con la mitad de su cuerpo paralizado y lo más grave, o difícil, fue que me dejo una mamá que perdió el habla. Desde ese momento no sé lo que es tener una conversación con ella, oír un consejo suyo, una palabra de aliento, o uno de sus regaños, que sin saberlo, ahora  me hacen tanta falta

Sin embargo, ese mismo derrame, me regaló el ejemplo más grande de mi vida, pues desde hace ya 12 años mi mamá no deja de sorprenderme y enseñarme lo que es el amor por la vida. Esa mamá a medias aprendió a caminar con su piernita tiesa, a cepillarse su pelo, maquillarse hermosa y vestirse lindo con la mano que le quedo buena. Esa mamá superó las expectativas de los médicos y aprendió a tararear las canciones que más le gustan, a bailar, a arreglar su casa como si nunca hubiese tenido nada, y lo mejor, a jugar con sus 3 nietas.

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Ella pasó de ser la Margarita que todos conocíamos a ser “Nini”, pues es lo que sabe decir con sus pocas palabras. Y esa “Nini”, como la llamamos ahora, cortesía de su nieta mayor, es un ejemplo enorme para mi y mis hijas.

A pesar de que perdió gran parte de su salud, su cuerpo y su habla, mi mamá no ha dejado de vivir y disfrutar la vida desde ese 6 de enero. Ella me ha enseñado que Dios no nos pone en el camino algo que no podemos soportar y que por más dura que sea la vida, siempre hay más razones para sonreír que para llorar. Por esto y mucho más ella es mi ejemplo a seguir, no solo como mamá, sino como mujer y ser humano.

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Así que cuando pienso en el ejemplo que quiero dar a mis chiquitas, siempre tengo en cuenta que me gusta ser una mamá positiva. Quiero que mis hijas crezcan y vean en mi una mujer que a pesar de las situaciones difíciles de la vida, siempre trata de poner una cara positiva ante los momentos difíciles. Quiero ser una mamá presente, con la que puedan compartir momentos de alegría y disfrutar las cosas sencillas de la vida. Quiero ser una mamá que con “verraquera” les ayude a enfrentar los retos de la vida, pero que al final siempre sepan que todo pasa para enseñarnos grandes lecciones.

Y cierro este post tan personal, invitándolas a todas a que siempre vean el lado positivo de la vida. Estamos aquí para disfrutarla, y como mamás, tenemos la oportunidad de volver a revivir historias en los ojos de nuestros niños. Es el momento perfecto para sacarle el mayor provecho a la vida y a cada momento. Démosle a nuestros hijos el ejemplo de las personas que queremos que ellos sean, recordemos que ellos son nuestro espejo.

 

Me Convertí en “Esa Mamá”

Hoy más que nunca me siento un poco vulnerable ante mi imagen, no solo como mujer, sino como mamá. Y es que toda la vida me dije a mi misma que haría todo lo posible por no verme como una “mamá”. Pero como dicen por ahí “el que escupe para arriba, le cae en la cara”. Y hoy, mirándome en el espejo del carro mientras trataba de taparme las ojeras en el parqueadero del colegio de mis hijas, me vi. Y me vi cansada, con cara de loca, con más arrugas de las que creí tener y, aunque quería negármelo a mi misma, me vi con cara de “mamá”. Y no es que las mamás sean feas, ni locas, cuando digo “cara de mamá” me refiero a que se me nota que tengo hijos, aunque no este con ellos.

Así, en una mañana cualquiera, he decido compartir con ustedes lo fácil que perdí mi identidad al convertirme exclusivamente en mamá. Y aclaro, no me había sentido nunca así en los 7 años que llevo siendo mamá, pero hoy por primera vez siento que no soy yo.

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Amo ser mamá, pero también amo ser otras cosas. Me gusta verme bien, tener el pelo lindo, oler rico, vestirme bonita, ponerme tacones y usar carteras. Esa soy yo. Pero hoy en el espejo del carro vi unas ojeras que me llegan al cuello, unas arrugas que ya no se tapan ni con el pelo ni con el maquillaje. La ropa un poco descuadrada, sin tacones, solo flats para poder correr detrás de mis hijas. Ya no hay cartera, pues es más conveniente llevar todo en la pañalera de la bebé. Y lo que solía ser mi súper camioneta es ahora una minivan.

Creo que al convertirme en mamá de tres niñas he ido enloqueciendo poco a poco. Y no precisamente por culpa de ellas. Yo pasé del extremo de trabajar demasiado cuando nació Sabrina, mi segunda hija, a estar en la casa 24/7 desde que nació Micaela, mi tercera hija. Creo que ahí me desequilibre, pues el sentimiento de culpa de haber tenido que trabajar tanto cuando nació mi segunda hija me llevó a querer “recuperar todo el tiempo perdido” cuando nació la tercera.

Y sin poder encontrar un balance entre el mundo laboral y la maternidad, me fui perdiendo en la difícil tarea de ser solo mamá. En el momento que paré de trabajar y decidí tomarme un año para estar en mi casa y disfrutarme a mis hijas, no sabía la falta que me haría mi vida laboral. Sí, así mismo, lo confieso, creo que al perder esa parte de mi, he ido perdiendo gran parte de mi identidad.

Soy, y siempre he sido, una mamá presente. No me he perdido de nada, pero siempre había estado trabajando, produciendo, aprendiendo, corriendo, viviendo mis dos mundos paralelos y disfrutándolos mucho. Y aunque habían momentos de extremo cansancio y frustración, creo que tenía lo mejor de los dos mundos: mis hijas, que las disfrutaba y corría por estar con ellas, haciendo maromas para estar en sus cosas del colegio y demás; pero también tenía mi locura laboral, a mis colegas, a las amigas de la oficina, el cafecito en los corredores llenos de chismes y la fuerza de hacer magia en video para TV e internet.

Hoy, paso los días arreglando la casa, que por más que haga, siempre está sucia, pendiente de los pañales y las compotas, de las tareas y las presentaciones del colegio. Me convertí en productora de mi hogar. Me la paso haciendo calendarios y presupuestos de la casa como si tuviera que presentarlos en la junta semanal de la oficina. Ahora hacer un simple proyecto sobre el habitat para mi hija de 7 años se ha convertido en la mega producción de la semana. Y el evento más importante es el matrimonio de la Q y la U en la clase de mi hija de 4 años. Y así, sucesivamente mi vida se ha convertido en la vida de mis chiquitas.

Mientras sigo tratando de disimular las ojeras y las arrugas en mi minivan, sin que se noten mucho los 9 meses que llevo sin dormir una noche completa, llego a la conclusión de que para ser la mamá que quiero ser, necesito ser más yo.

Creo honestamente que soy mejor mamá, persona y mujer cuando puedo hacer el trabajo que me apasiona y logro alejarme un poco de la casa. Mi carrera, mis amigas y el resto de mi mundo son, al igual que mis hijas, fundamentales para mi felicidad.

Dicho esto, me quito el sombrero ante las stay at home moms y sobretodo las mamás que hacen home school, pues son unas verracas. Las admiro no solo por lo que hacen sino por el amor y la paciencia con la que lo hacen. Y a las mujeres que como yo necesitamos tener nuestro mundo laboral paralelo al de ser mamá, les digo que extraño mi trabajo y no veo la hora de volver a empezar.

Espero poco a poco recuperar mi esencia y dejar mi cara de “mamá” para volver a ser “Paula, la mamá, la productora, la esposa y la amiga”.

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¿Teta o tetero?

Una charla sobre las opiniones entre la lactancia y la formula. Dos opiniones diferentes, pero un común respeto sobre la opinión opuesta. Una invitación para que las mamás se unan y apoyen a pesar de sus diferentes opiniones sobre la manera de alimentar a su bebé.

¿Calidad o cantidad?

Mujeres que admiro

No sé si les ha pasado que a veces nos quejamos y nos frustramos por bobadas que pasan todos lo días, a mí me pasa y muy seguido. De un momento a otro veo a una mamá que maneja situaciones complicadas de una manera que me dejan con la boca abierta y con ganas de no quejarme más y mejor agradecer lo “fácil” que la tengo. Esto me pasa bastante y me ayuda a manejar situaciones complicadas de otra manera. Si hay algo de lo que estoy agradecida en este camino de la maternidad, es estar rodeada de mujeres que admiro y que de una u otra manera me dan ejemplo para no quejarme tanto y herramientas para hacer las cosas diferentes.

Hoy quiero contarles de varias mamás que admiro enormemente. Algunas son esas grandes amigas que me regalaron mis hijas, otras son amigas de siempre y otras sin ser mis amigas, son parte de mi día a día. A ellas, quienes me inspiran y me dan ejemplo sin necesidad de decirme mucho, quiero destacarlas hoy en un post para que terminemos inspiradas todas.

Belinda

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Uno de mis miedos más grandes ha sido perder a mi esposo. David no solo es el amor de mi vida, sino que es mi bastón, mi compañero y mi guía. Juntos somos un equipo y gracias a eso es que creo que mi familia funciona. A principios de este año me tocó vivir muy de cerca la muerte repentina del esposo de una de mis amigas. Belinda, una mujer hermosa con 2 hijas de 7 y 5 años, perdió a su esposo de casi 17 años de un día para otro. Ver como ella se quedó sin al amor de su vida y sus hijas, amigas de mis niñas, sin su papá, fue uno de los dolores ajenos más grandes que he presenciado. Ni las palabras, ni la compañía eran suficientes para sacarlas de la tristeza en esa mañana de enero cuando Belinda me dijo “lo perdimos”. Sin embargo, una situación tan dolorosa sirvió para unir a varias mujeres que hoy somos más que amigas, nos convertimos en familia. A Isa y Fía, como les decimos a sus hijas, nunca les ha faltado amor y compañía. Entre todas las amigas de Beli nos hemos turnado para apoyarlas, ayudarlas y acompañarlas.

 

Belinda nos ha demostrado que Dios nos pone este tipo de pruebas para hacernos más fuertes. Ella se ha organizado de una manera admirable e increíble, ha encontrado un balance entre el tiempo que pasa con sus hijas, el trabajo y el deporte que tanto le gusta. A pesar de su perdida y su dolor ella sigue trabajando en su sueño de abrir una compañía para ayudar a que más jóvenes puedan tener acceso a una universidad y a alcanzar sus metas. Belinda hace parte hoy en día del comité de educación del Miami Dade County y no descuida a sus hijas ni un segundo. Ella, con sus acciones, les demuestra a esas chiquitas que nada es imposible y que Dios es bueno. A ella la respeto y cada día aprendo de su actitud frente a la vida, es una loca admirable.

 

Daniela

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Uno de los momentos más locos de mis días y a veces el causante del estrés, es el corre corre de las mañanas cuando necesitamos alistarnos a tiempo todos y llegar al colegio puntuales, y créanme, que aunque tengo la situación “bajo control”, muchas veces me vuelvo un ocho bañando, vistiendo, peinando y alimentando a mis 3 hijas. Uno de esos días de mucho voleo y después de haber dejado las niñas a tiempo en el colegio, vi en la entrada del colegio a una mamá que me dejó con la boca abierta y sin ganas de quejarme de mi situación. Daniela estaba bajándose del carro en medio de la lluvia con toda la calma del mundo, ayudando a sus cuatrillizos, sí cuatro hijos, poniéndoles sus mochilas y asegurándose de que estaban listos para su día, mientras ayudaba también a Salma, una de sus hijas que tiene problemas motores, con su caminador. Todo esto en medio de una paz, una tranquilidad, un amor y una belleza increíble y admirable, no hubo necesidad de gritos, ni miradas feas, Daniela tenía la situación bajo control. Yo solo logré observarla, con los ojos y la boca abierta desde el stop del frente, sin evitar pensar los retos que puede tener esta mujer cada mañana. A Daniela la admiro por su capacidad para enfrentar la discapacidad de su hija, por haber seguido con su vida y sus sueños, por su dedicación y amor por sus #mis4fantásticos.

 

Cecilia

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Otra de mis amigas, quien una vez fue mi jefa y mentora al empezar mi carrera en TV, es hoy en día un ejemplo enorme no solo para mí, pero para muchos. Se llama Cecilia Elizalde, una ecuatoriana de mi edad, llena de cualidades y con una familia hermosa. Ceci y yo quedamos embarazadas al mismo tiempo, ella con Valentina y yo con Sabrina. Durante el embarazo hicimos yoga prenatal juntas, compartimos anécdotas y las niñas nacieron con solo unos días de diferencia. Unas pocas semanas después de tener a Sabri en la casa, recibí un email de Cecilia y Juan Fernando, su esposo. Valentina había llegado al mundo, y aunque estaba perfectamente sana y preciosa, había nacido con un cromosoma de más. Valen había nacido con síndrome de Down y sus papás lo descubrieron en el momento de su nacimiento. Se podrán imaginar el shock y la mezcla de emociones. En el email me contaban lo que había pasado y me explicaban que estaban aprendiendo y entendiendo sobre ese cromosoma especial con el que había llegado su bebé.

Desde ese día Ceci no ha dejado de sorprenderme y Valentina de inspirarme. Su vida ha sido un regalo hermoso para su familia y el resto de personas que los rodeamos. Valen y sus papás han hecho una campaña mundial para educarnos sobre esta condición y mostrarnos lo normal y lejos que puede llegar una persona con este síndrome. En sus 5 años de vida Valenha superado barreras que muchos creerían imposible, ha sido modelo de ropa, ha hecho catálogos para almacenes como Wal-Mart, ha salido en la portada de la revista People y ha tenido entrevistas en medios muy importantes alrededor del mundo. Y lo que en algún momento fue miedo y llanto, hoy es orgullo y ayuda para muchas otras personas. ¡Ellas me inspiran enormemente!

Como ellas 3 hay muchas mujeres que han podido sobrellevar situaciones muy difíciles y hoy son un ejemplo de vida. Ellas volvieron a luchar por sus sueños, siguen sus vidas a pesar de las dificultades y dejan un ejemplo positivo y hermoso para sus hijas, quienes el día de mañana seguro se sentirán orgullosas de sus mamás.

Así que, aprendamos de ellas y convirtamos las situaciones malucas en algo positivo. Busquemos siempre el mejor camino para alegrar los momentos grises. Y acuérdense que “después del huracán sale el arcoíris”. #pensamientospositivos #accionespositivas #ellassonmiejemplo

 

 

Las amigas que me regalaron mis hijas

Al convertirme en mamá estaba llena de expectativas y me imaginaba muchas cosas. Me imaginaba momentos lindos con mi bebé, primeras veces, ternura y uno que otro obstáculo que sabía que la maternidad traería consigo. Soñaba con ver a esa personita crecer y llenar mis días de alegrías, amor y locuras. Pero lo que nunca me imagine es que mis hijas además de hacerme mamá me regalarían nuevas y grandes amigas.

Y ustedes pensarán, pues sí, es muy fácil hacer amigos, pero estas amigas son diferentes, pues se han convertido en mis compañeras de vida sin darme cuenta.
Las he conocido en clases de yoga prenatal, estimulación, guarderías, colegios y hasta en los famosos “Play dates.” Y hoy en día, algunas son gran parte de lo que me gusta llamar, mi equipo de soporte de vida.

Esas amigas son quiénes sin tapujos me ayudan en mis inseguridades y miedos en este viaje de la maternidad, dilemas del matrimonio o sencillamente crisis existenciales. Son quienes entienden mis frustraciones con las tareas, las pataletas, las crisis de alimentación o los trofeos en las actividades extracurriculares. Juntas hemos compartido desde las incomodidades y delicias de las barrigas de embarazadas, hasta las piñatas y celebraciones del colegio de nuestros hijos.

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Esas mamás de las amigas de mis hijas, son quienes se han convertido en mis grandes amigas. Muchas me han ayudado en momentos de enfermedad, me han recogido las niñas en el colegio cuando no he alcanzado a llegar a tiempo, me han cuidado la bebé mil veces para yo tener un minuto para entrar al baño y se han convertido en las mejores compañeras de los happy hours.

Muchas de esas amigas son como mi familia prestada. Con ellas planeo desde las actividades extracurriculares hasta los regalos de Navidad para los niños. Son con quienes muchas veces comienzo mi día dejando los niños en el colegio y lo cierro a carcajadas en las ocurrencias y desahogos de los chats de WhatsApp.
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Nos criticamos, nos echamos flores, y finalmente nos sentimos identificadas, pues nuestro común denominador es el amor inmenso que nos generan los hijos. Y ese amor es el motor que mueve nuestro mundo. De ellas he aprendido millones de cosas y me he sentido tranquila al estar en un grupo de edades y nacionalidades totalmente diferentes. Varias de esas amigas queridas son hasta 15 años mayores que yo, sin embargo, son mis compañeras y confidentes. Sus hijos son como mis sobrinos y mis hijas son gran parte de su corazón.

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Con esas amigas he visto nacer bebés, he celebrado matrimonios, bautizos y cumpleaños; hemos superado enfermedades, divorcios y hasta, lamentablemente, enterrado maridos. Son mis compañeras de vida, la cual nos ha demostrado que los hijos nos unieron para formar amistades reales.

Quiero dedicarle este post, en el marco de la celebración del amor y la Amistad en Colombia, a todas esas mujeres que hoy llamo amigas, una amiga de verdad no es fácil de conseguir, pero gracias a mis hijas, las encontré a ustedes. Y muchas veces mis días duros son más fáciles cuando compartimos un mojito o una copa de vino sin decir muchas palabras.

Quiero decirles que amo que estén en mi vida y que gran parte de mi sanidad mental se las debo a ustedes. Amigas de años, amigas de siempre y amigas por y para los hijos. Gracias por ser mis bad moms y dejarme disfrutar de una vida imperfectamente deliciosas con el caos de la maternidad.

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Como dice una frase hermosa que me encontré por ahí, les quedo debiendo el autor, “son los amigos que conocemos en el camino quienes nos hacen apreciar realmente el viaje”. Ustedes, amigas que me regalaron mis hijas, son esas personas que llenan de luz mi camino.

Feliz día del amor por los hijos y las verdaderas amistades que trajeron consigo. ¡Las quiero!

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