Volver al colegio después de la pandemia y esos sentimientos que genera el proceso.

Volver al colegio después de la pandemia por un lado me pone feliz de que mis hijas tengan cierto nivel de “normalidad,” estén con sus compañeros y aprendan con sus profesoras al lado. Y por otro lado, el miedo del virus que ya nos ha acompañado desde hace más de un año y medio, me da un vacío en el estomago.

Digamos que siento una dualidad de sentimientos que me confunden y aveces me hacen sentir cómo si estuviera loca.

Estos sentimientos que estoy segura, muchos papás escondemos detrás de frases de aliento, útiles nuevos hermosos, loncheras coloridas y hasta noticas de amor que les escondemos en las mochilas.

¿Qué más quisiéramos hacer los padres que proteger a los hijos de todos los males y peligros? Pero si algo nos ha enseñado esta pandemia, es que no tenemos el control de nada y menos de la salud física de ningún ser humano.

Mi decisión de regresar mis hijas al colegio  la tomé en plena pandemia, cuando muchas de mis amigas consideraban mi decisión cómo loca y apresurada. Pero mi instinto de mamá me decía que ellas necesitaban estar con sus amigos y aprender fuera de la casa.

Octubre del 2020 para ser más exactos en fechas que pongan todo en perspectiva.

En ese momento puse en una balanza no solo la salud física de mis niñas, sino también su salud mental. Hasta la mía. Por que de qué vale estar 24/7 si tienen una mamá que no estaba 100% equilibrada ni tranquila.

Esos 10 meses en la casa estaban afectándonos a todos en muchos sentidos y yo desesperadamente buscaba una forma de que pudieran ser niñas y no se perdieran etapas de colegio en sus vidas.

No por lo académico, sino por lo social. Esa parte tan fundamental e importante en la vida de todos y que la pandemia puso en limites extremos dejándonos a muchos con angustias, ansiedad y hasta depresión escondida detrás de muchos miedos.

Así que yo enmascaré a mis hijas, les hablé del virus sin filtros y les di la bendición para que al dejarlas en el colegio. Confiando siempre en que con estas medidas trataran de no contagiarse del virus, pero sí de la felicidad y todo lo positivo que trae aprender al lado de los amigos.

Y que ejemplo han sido estos chiquitos! Por que los niños nos han demostrado que son residentes, escuchan y ponen a prueba que no hay limites. Se adaptan fácil y aprender a vivir en medio de la situación que sea.

Esas niñas y sus compañeros usan las mascaras y juegan, aprenden y gozan a distancia cómo pocos de los adultos lo han hecho. Se adaptan a lo que sea, mientras los grandes ponemos problemas y limites a lo más sencillo.

Los niños se quejan poco de “la nueva normalidad” y detrás de las mascaras y la infinidad de antibacterial y  pupitres con shields, se ríen… Gozan!

Así que hoy, agosto 2021, de regreso a las clases.. Todavía en pandemia y con más miedos que nunca con el virus, mis hijas regresan al colegio con mascaras y sonrisas.

¿Miedo? Mucho, la verdad es que desde marzo del 2020 no sé ha ido. Pero aprendí a que no se vuelva mi enemigo.

Confío en que el poder de estar acompañados es más poderoso que el miedo colectivo. Le creo a la ciencia y agradezco infinitamente al personal médico que no ha parado un segundo de cuidarnos y protegernos de este virus tan miedoso que nos acompaña.

Y sí, mis hijas van al colegio con mascara por que estoy segura que en este año y medio esos pedazos incomodos de tela nos han protegido.

Además, mi esposo, mi hija mayor y yo estamos vacunados. Nuevamente, por que creemos en la ciencia, por que es la salida a esta enfermedad que afecta tanto el mundo y los números en los hospitales nos dicen todas las respuestas.

Regresamos a las clases con esperanza de que nuestros hijos encuentren una vida escolar un poco  más normal, que puedan compartir con sus amigos las cosas cotidianas y  un poco más normales de la infancia y la adolescencia. Y confiando en Dios…

¿Estoy en lo correcto? No tengo ni idea. Confío en mi instinto y a esto le creo desde el día que me convertí en mamá.

Feliz regreso a clase y que todos estemos sanos, seguros y felices.