¿Cómo hablarle del duelo a los niños?

Siempre me da vueltas en la cabeza ¿cómo hablarle del duelo a los niños? ¿Cómo hablarles de la muerte? Y sobretodo ¿cómo lograr que no le tengan miedo a los cementerios y el recuerdo de los que ya no están vivos? Quisiera ser eterna para ti y tus hermanas mi niña… Eso pensaba una y otra vez hoy mientras Isa acompañaba a una de sus amigas a despedir a su mamá que partió al cielo el fin de semana pasado 🖤

Dudé mucho si llevarla o no al entierro, es más, fui sola a la misa por que no quería que presenciara tanto dolor. Tratando de protegerla de la tristeza o la realidad de perder un ser tan querido. Estuve toda la ceremonia llorando, observando a la familia, y al final, al acercarme para abrazar a la amiguita de mi hija, me di cuenta que Isa debía estar ahí, con ella. Así que me fui rápido a recogerla en el colegio, la miré a los ojos y le dije que aún teníamos tiempo de llegar al momento más difícil para su amiga, el entierro. Honestamente,  yo con un nudo en la garganta y los ojos hinchados detrás de mi lentes oscuros, tratando de contener esa tristeza que nos invadía y el miedo que me daba ver que mi niña se enfrentara a esa realidad tan dura.

Isa, sin dudarlo, me dijo “llévame, necesito estar con mi amiga.” Y allí se empezaron a hacer menos temibles los sentimientos, y me dí cuenta que la muerte es parte de la vida, y que el duelo es una de las tantas lecciones que debemos aprender.  Así que en el camino le expliqué lo que estaba a punto de presenciar, el último adiós a la mamá de su amiga. También le dije que con los amigos se está en las buenas, pero también en las malas y que para su amiga era muy doloroso ese instante. Me abrió los ojos, como conteniendo las lágrimas, y me dijo “vamos, yo quiero estar con ella.” Nos bajamos del carro, las dos con lágrimas en los ojos y el corazón roto.

Isa corrió a su amiga, sin siquiera pensarlo, la abrazo y no le soltó la mano durante gran parte de la ceremonia. Yo me quedé lejos, respetando el espacio de la familia y los amigos, pero observando desde lejos la actitud de mi hija. Fue una tarde triste, pero al mismo tiempo llena de gente que amaba a esa mamá que le entregó su vida a su familia y a su iglesia. Fue hermoso ver como le cantaban y la despedían entre palabras lindas. Nosotras nunca llegamos a ser amigas, lastimosamente. Creo que entre la rutina de los hijos, ambas teníamos 3 hijos, el trabajo y la vida misma, nuestros espacios de conversa fueron muy pocos. La verdad es que me hubiese encantado ser su amiga. Pero nuestras hijas sí lo son, y esa es razón suficiente para sentir una tristeza enorme de verla partir. Este post es para ella, en su memoria y en nombre de la amistad de nuestras niñas. Para que sepa que su hija siempre tendrá un lugar especial en mi casa y que en el corazón de mi hija, siempre tendrá una mano que no la dejará sola nunca. Y para ustedes, que cómo yo, no sabemos cómo hablarle del duelo a los hijos, hasta que nos enfrentamos a el de frente y con el corazón partido.

Al hablar de duelo con los niño es muy importante decir siempre la verdad. En palabras adecuadas a cada edad, tenemos que explicar que esa persona tan especial ya no estará más, pero que siempre vivirá en nuestros recuerdos. De acuerdo a tus creencias, explícale dónde se encontrará esa persona, en mi caso, en el cielo, al lado de papá Dios.

Es importante no esconder nuestros sentimientos. La verdad es que la partida de un ser querido es dura, es triste, y llorar es parte del proceso. Podemos demostrar que estamos tristes, podemos llorar y ser honestos con nuestros hijos. Enfrentarnos con situaciones así es lo que nos va formando en la vida, y los niños aprender a vivir en el proceso con nosotros. Es importante que existan espacios respetados de llanto, de silencio, de soledad o de compañía extra. Es importante respetar los sentimientos, dejarlos salir y vivir el duelo día a día. Nadie tiene las palabras perfectas, pero cada día trae nuevas herramientas y vivencias que van sanando el proceso.

Les recomiendo buscar ayuda si es necesario. Yo perdí a mi papá y pasé por unos meses duros con mucha tristeza, y pedí ayuda. Tener un psicólogo fue importante para mí, pues aprendí a manejar mis emociones, a expresar lo que me costaba sacar del sistema y me ayudó a tener a mis hijas entendiendo y viendo el proceso conmigo. Por eso hoy, afronté la situación con herramientas que ya había aprendido en mi proceso de sanción.

Hablarle a los niños de la muerte debería ser algo honesto y directo. Los expertos dicen que los niños suelen vivir un duelo tanto como lo hacen los adultos. Todos, grandes y chiquitos, necesitamos poder compartir los sentimientos y hablar sobre cuánto extrañarán a esa persona que ha muerto. Para lograr ayudarle a nuestros hijos, debemos primero sentirnos cómodos con el tema, por más doloroso que sea.

Qué difícil saber que la vida es tan frágil, que es un ratico y que Dios nos la presta para vivirla siempre con los que más amamos. Una vez más comprobamos que la #vida es ya y se disfruta ahora.