Family Traditions

My friends say I will make any excuse to throw a party, no matter how many things I’m doing, I always make room to celebrate. Honestly, I think is very true. My reasons for celebrating are not just to throw a party, but to keep traditions alive for my girls! I want them to experience the celebrations I always had growing up.

Traditions are events that we teach our children to follow so they can be proud of their culture and heritage. These events become special days that they wait for and cherish every year. They will most likely celebrate these same traditions with their future families and continue passing on the practices.

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Thanksgiving, Christmas, Candle night (Colombian Holiday,) New Years and other holidays are beautiful moments that we continue to celebrate in the same way as when we were children. These special holidays come filled with wonderful memories, delicious smells, and great food that takes us back to our childhood.

That is why we celebrate traditions and I do my best to plan them for my children. I love when they enjoy traditions so much that they start asking about it well in advance. One of the things I enjoy the most about these celebrations is the food! We include the girls in the cooking and it’s a big deal in our house. They love to help prepare the turkey and baking cookies and pies for desert.

This year we decided to make our lives easier and found an Oven Ready Turkey from Jennie-O®. The process is so much easier and the flavor is delicious. The girls love it!

 

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For the holidays, Colombians eat a traditional desert called natilla. Every year the girls help me make it and even though they don’t always eat it, they recognize the smell and know that is a special traditional special desert for their parents. We also buy buñuelos, a traditional fried bread with cheese pastry that my entire family loves!

Apart from the food, we have traditions that come with every holiday. For Thanksgiving, we all wake up early to watch the Parade in New York while the girls eat donuts and we drink our morning coffee. We enjoy the day cooking and spending time with our family.

There are a lot of special traditions for each family and specific details that individual family members will cherish forever. Those moments are what make the holidays so special.

Start traditions with your family and repeat them every year! Tell your kids why the celebrations are important and make new memories by living the experience through their eyes.

I still dream about my mom’s cooking and have the best memories of decorating the tree together. I want my children to have those memories too! img_3250

This post is sponsored by Jennie-O but the content and opinions expressed here are my own.

We All grow Latina

Mi visita a We All grow Latina y un ratico para recargar baterías. Soy fiel creyente que cuando haces algo con amor y dedicación Dios se encarga de poner todo lo que necesitas en tu camino para que todo salga bien. Estos últimos dos meses, desde que lance mi blog, he recibido todas las señales de que crear Miamommy.com es el camino que debo seguir. Gozo contandoles de mi vida como mamá, como profesional y como mujer que disfruta y vive su maternidad al máximo. En mis textos busco reflejar la realidad de mi vida, contarles mis equivocaciones, mis momentos de dolor y de frustración. No se imaginan la cantidad de posibilidades que se me han presentado, las puertas que se me han abierto y lo lleno y feliz que está mi corazón de hacer este sueño realidad.

Algo que he aprendido en los últimos meses sobre la comunidad de influencers es que si todos nos apoyamos podemos crecer y hacernos más fuertes. Es algo tan bonito que lo aplico en todos los aspectos de mi vida, desde ser mamá, amiga, empresaria y ahora bloguera. Me encanta trabajar en equipo y creo que la clave está en respetar y ayudar a los que están a tu alrededor.

Hace unas semanas recibí la gran noticia de que era la ganadora de un viaje para asistir a We All Grow Familia en Los Ángeles, California, gracias a la revista Parents Latina. Una conferencia que reúne a mamás y papás influencers para darnos tips, inspirarnos y ayudarnos a entender cómo monetizar nuestras redes sociales y el mismo blog. Al recibir el mensaje vía Instagram se me aguaron los ojos y la felicidad se vio reflejada en los brincos que di al frente de mis hijas, quienes me miraban con cara de “mi mamá se enloqueció”. Además de poder asistir al evento, conocer gente maravillosa y aprender un montón, pude disfrutar de tiempo solo para mí, lejos de mi casa y de mi familia.

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Ese fin de semana en Los Ángeles, aprendí muchas cosas, entre ellas, que el tiempo sola es absolutamente necesario de vez en cuando para recargar baterías. Pues cuando tengo tiempo para mí, llego a mi casa siendo una mejor mamá, esposa y mujer. Durante 3 días me dediqué a pensar solo en mi. Aproveche para irme de compras, leí, escribí, me saboreé más de un café al aire libre y estuve con personas que realmente me dejaron mensajes hermosos.

#WeAllGrowFamilia fue absolutamente enriquecedor. Conocí mamás que como yo, dan todo por sus hijos y para las que el amor por ellos es el motor que mueve sus mundos. Compartí con personas maravillosas como Carlota Zambrano de Criando Ando y Marines Duarte de En Tus Zapatos. Me di cuenta de la necesidad que tienen las mamás del mundo entero de ver, leer e inspirarse de otras mamás como nosotras que sin miedo le mostramos al mundo que somos reales, que nos equivocamos, que lloramos y que esto de la maternidad no es fácil, pero tiene la mejor recompensa.

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De la experiencia me quedaron muchas cosas y disfruté de ver productos hermosos de los cuales me gustaría hablarles en un futuro. Pero hay algo que dijo Carolina Ortiz, una de las panelistas, que realmente me llegó: “Yo comparto mi vida y mis experiencias de ser mamá, mostrándole al mundo como soy. Por que así creo que soy la mejor mamá para mi hijo. Se tú, la mejor mamá para tus hijos, se TÚ. Nunca imites a los demás, siempre usa tu instinto y defiende tus ideales”.

Después de este maravilloso fin de semana quiero inspirar más a las mujeres que como yo luchan por sus sueños y por defender su instinto de mamás. Quiero agradecer inmensamente a Parents Latina Magazine por darme esta oportunidad y apoyarme en mi proyecto. Gracias también al equipo de We All Grow Latina, especialmente a Ana Flores por inspirarnos, más que cualquiera, a trabajar en nuestros sueños y convertirlos en una realidad. Y a Munchkin por recibirnos con los brazos abiertos en una sede hermosa llena de buena energía.

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Finalmente les confirmo que un fin de semana sola me cargo en todos los sentidos. Al estar más descansada y llena de energía positiva, regresé a mi casa feliz. Abracé más fuerte a mi familia y me levanté con ganas de hacer todo cargada de buena energía. Me hicieron mucha falta mis hijas, sí, demasiada, pero la mamá llego mejorada y llena de sonrisas, amor y proyectos por realizar.

 

¡Alimentos saludables, niños saludables!

¿Cuántas veces te has encontrado con el gran reto de alimentar a tu hijo? ¿Cuántas veces has caído en el gran error de darle lo que más le gusta y lo que menos le alimenta por el sólo hecho de complacerlo y verlo feliz? , pensarás que eres la única en hacerlo, pero como tú, somos muchas las madres que pecamos de inocentes cuando se refiere a la alimentación de nuestros hijos

Y para hacerlo bien, primero hay que ser consientes que la salud y el bienestar de los pequeños dependen principalmente de la alimentación, y la mejor lección que les podemos dar es enseñarles a comer bien. A continuación reglas muy básicas que te guiarán para que tu hijo desarrolle un buen hábito alimenticio.

Más calidad menos cantidad: no caigas en el error de que tu hijo coma demasiado, asegurate de controlar el tamaño de la porciones, estas deben ser no muy grandes pero si muy nutritivas.

Establece un horario para cada comida: es importante que tu pequeño tenga una rutina con la alimentación, comer a deshoras y todo el tiempo puede ser perjudicial tanto para su salud como para su estado emocional.

Frutas y verduras a diario: ofrecele a tu hijo diariamente estos alimentos, ellos aportan gran cantidad de vitaminas, minerales y fibras que fortalecen el sistema inmunológico y regulan muchas funciones importantes del cuerpo.

Beber agua constantemente: es indispensable para que los pequeños se mantengan hidratados. Los jugos y refrescos son recomendables en tiempos puntuales y sin cafeína o azúcar.

Asegurar el calcio diario necesario: para que tenga huesos sanos y fuertes , 3 o 4 raciones de productos lácteos al día son suficientes. No olvides que las opciones descremadas aportan la misma cantidad de calcio que las enteras.

Consumir las proteínas necesarias: pescado, carne, huevo o jamón dos veces al día son suficiente para el crecimiento y la restauración de las células.

Comer los carbohidratos suficientes: patatas, pasta, arroz, cereales y legumbres son la fuente principal de energía para tu pequeño. La energía es necesaria para jugar, estudiar y aprender.

Aprovecha para cocinar con tus hijos y enseñarles como hacer deliciosos platos. Y nunca olvides que el complemento de una buena alimentación es la actividad física, encuentra una que entusiasme a tu hijo y haz que la practique diariamente. Y por último recuerda que tu eres el mejor ejemplo para tu hijo, si te alimentas bien, el también lo hará.

Las amigas que me regalaron mis hijas

Al convertirme en mamá estaba llena de expectativas y me imaginaba muchas cosas. Me imaginaba momentos lindos con mi bebé, primeras veces, ternura y uno que otro obstáculo que sabía que la maternidad traería consigo. Soñaba con ver a esa personita crecer y llenar mis días de alegrías, amor y locuras. Pero lo que nunca me imagine es que mis hijas además de hacerme mamá me regalarían nuevas y grandes amigas.

Y ustedes pensarán, pues sí, es muy fácil hacer amigos, pero estas amigas son diferentes, pues se han convertido en mis compañeras de vida sin darme cuenta.
Las he conocido en clases de yoga prenatal, estimulación, guarderías, colegios y hasta en los famosos “Play dates.” Y hoy en día, algunas son gran parte de lo que me gusta llamar, mi equipo de soporte de vida.

Esas amigas son quiénes sin tapujos me ayudan en mis inseguridades y miedos en este viaje de la maternidad, dilemas del matrimonio o sencillamente crisis existenciales. Son quienes entienden mis frustraciones con las tareas, las pataletas, las crisis de alimentación o los trofeos en las actividades extracurriculares. Juntas hemos compartido desde las incomodidades y delicias de las barrigas de embarazadas, hasta las piñatas y celebraciones del colegio de nuestros hijos.

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Esas mamás de las amigas de mis hijas, son quienes se han convertido en mis grandes amigas. Muchas me han ayudado en momentos de enfermedad, me han recogido las niñas en el colegio cuando no he alcanzado a llegar a tiempo, me han cuidado la bebé mil veces para yo tener un minuto para entrar al baño y se han convertido en las mejores compañeras de los happy hours.

Muchas de esas amigas son como mi familia prestada. Con ellas planeo desde las actividades extracurriculares hasta los regalos de Navidad para los niños. Son con quienes muchas veces comienzo mi día dejando los niños en el colegio y lo cierro a carcajadas en las ocurrencias y desahogos de los chats de WhatsApp.
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Nos criticamos, nos echamos flores, y finalmente nos sentimos identificadas, pues nuestro común denominador es el amor inmenso que nos generan los hijos. Y ese amor es el motor que mueve nuestro mundo. De ellas he aprendido millones de cosas y me he sentido tranquila al estar en un grupo de edades y nacionalidades totalmente diferentes. Varias de esas amigas queridas son hasta 15 años mayores que yo, sin embargo, son mis compañeras y confidentes. Sus hijos son como mis sobrinos y mis hijas son gran parte de su corazón.

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Con esas amigas he visto nacer bebés, he celebrado matrimonios, bautizos y cumpleaños; hemos superado enfermedades, divorcios y hasta, lamentablemente, enterrado maridos. Son mis compañeras de vida, la cual nos ha demostrado que los hijos nos unieron para formar amistades reales.

Quiero dedicarle este post, en el marco de la celebración del amor y la Amistad en Colombia, a todas esas mujeres que hoy llamo amigas, una amiga de verdad no es fácil de conseguir, pero gracias a mis hijas, las encontré a ustedes. Y muchas veces mis días duros son más fáciles cuando compartimos un mojito o una copa de vino sin decir muchas palabras.

Quiero decirles que amo que estén en mi vida y que gran parte de mi sanidad mental se las debo a ustedes. Amigas de años, amigas de siempre y amigas por y para los hijos. Gracias por ser mis bad moms y dejarme disfrutar de una vida imperfectamente deliciosas con el caos de la maternidad.

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Como dice una frase hermosa que me encontré por ahí, les quedo debiendo el autor, “son los amigos que conocemos en el camino quienes nos hacen apreciar realmente el viaje”. Ustedes, amigas que me regalaron mis hijas, son esas personas que llenan de luz mi camino.

Feliz día del amor por los hijos y las verdaderas amistades que trajeron consigo. ¡Las quiero!

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¡Celebrar a mis hijas!

Muchos preguntan que por qué celebro tanto el cumpleaños de mis hijas. La respuesta es muy simple, porque son lo mejor que me ha pasado en la vida y eso hay que celebrarlo. Porque además de eso, la vida es para gozar y pasar rico y qué mejor oportunidad que juntar a los amigos y la familia para celebrar los “milestones” de los hijos.

Yo celebro todos los cumpleaños y no con fiestas de miles de dólares, pero si con fiestas llenas de detalles, de sorpresas y de momentos felices. Para mi no hay mejor oportunidad que los cumpleaños de mis hijas para volverme loca por a Pinterest. En los preparativos se me brota la vena artística y saco a relucir mis talentos de recicladora, pintora, entro otros. Amo cortar papelitos, letreritos y stickers a las 11 de la noche cuando todos en mi casa están dormidos, menos el gato que siempre me acompaña. De fondo se oye uno de los shows de E! Entertainment Television y en la mesa, además de las tijeras, tengo una buena copa de vino siempre llena.

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Disfruto enormemente la felicidad de mis hijas cuando ven las tarjetas de invitación, la emoción de entregarlas a cada uno de sus amigos y lo que se sueñan y ansían sus fiestas. Me encanta verles las caras cuando estoy en el proceso de crear las piezas de decoración, los juegos y todo lo que conlleva hacer una fiesta inolvidable. Nos gozamos juntas el proceso y eso lo hace mucho más especial.

No hay nada que me llene más que ver a mis niñas felices y el día de sus cumpleaños es como si el universo parara por un ratico para celebrar el momento que ellas llegaron a mi mundo. Nada más rico que cantarles mil veces ese día y verlas con la sonrisa de oreja a oreja mientras se les llena el pecho de orgullo por ser las homenajeadas.

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Aclaro que las fiestas de mis hijas son lo que en Miami se conocería como “low budget” o fiesta de bajo perfil, pero ¡eso es lo de menos! Yo me creo Martha Stewart armando mi mesita de postres y gozo tomando fotos del proceso. Compro comida fácil de llevar y me preocupo más porque los niños estén bien, comidos y felices que por lo que piensen o hagan los adultos.

Reconozco que siempre me quedo con ganas de invitar más gente, pero he aprendido que los invitados más importantes son los amigos de mis hijas, no mis amigos, ni mis compromisos. Al fin y al cabo la fiesta es de ellas y son las que tienen que estar con los que más quieren.
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Sé que mis hijas se crecen más rápido de lo que puedo imaginarme y será tema del pasado armar fiestas llenas de muñequitos, dulces y juegos. No me queda más que disfrutarme este presente de cuentos de hadas y animales que hablan y cantan al ritmo de las mejores canciones de RMB.

Finalmente nos quedan álbumes y videos llenos de recuerdos hermosos para compartir con ellas toda la vida. Así que a gozarnos las fiestas y crear buenos recuerdos. ¡La vida es la mejor oportunidad para gozarnos que estamos vivos, hay que disfrutarla al máximo!

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¡Tiempo para darle a mis hijas!

Creo que todas las mamás del mundo tenemos el dilema de como dedicarles tiempos a los hijos. Y aunque soy una mamá muy presente, siempre he pensado que es mucho más importante la calidad que la cantidad.

Pero mi dilema ahora va más allá de cuanto tiempo tengo para mis hijas en general. Mi gran inquietud es como les doy tiempo de calidad, a cada una de las tres. Poder reservar un espacio y un buen tiempo a tener actividades one on one con cada una de ellas.

Tengo una amiga que todos los años, desde que su hijo mayor tiene uso de razón, hace un viaje sola con él. Una semana de “mamá e hijo” en algún lugar del planeta. Y desde que la conozco y me cuenta de sus viajes y todo lo maravilloso que es, creo q es una súper idea. Me encantaría poder hacerlo, pero mi realidad es que tengo tres hijas y que no tenemos familia cerca para ayudarnos a hacer esas escapaditas.

Lo que me ha pasado es que cuando he logrado volarme con una, al llegar a la casa, siempre están los reclamos de la otra. También me ha pasado que mientras estoy “disfrutando” el tiempo con una sola, ella me reclama por qué no trajimos a su hermanita. Habiendo dicho esto, la idea de individualizar el tiempo con cada hija, es todo un arte que todavía no he podido perfeccionar.

Haciendo mi mayor esfuerzo y después de muchas conversaciones en familia, decidimos que un día al mes el papá se lleva a una y yo me llevo a la otra para hacer algo que cada una quiera. Hasta ahora, nos ha funcionado muy bien, y tanto ellas como nosotros gozamos de ese espacio. Es definitivamente un ratico para conocerlas mucho más y poder enterarnos de sus expectativas y oír sus historias.
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En un par de años les contaré como hicimos para dividirnos entre las tres, todavía mi cabeza no me da para pensar hasta allá. Por ahora disfrutaré las idas a cine y noches de sushi con Isa; las tardes de helado y las idas a la peluquería con Sabri; y finalmente, las siestas, no muy comunes, en los fines de semana con Micaela.
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Estos espacios me permiten disfrutarlas y conocerlas, mientras me enamoro cada vez más y me gozo este cuento de ser mamá.
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Receta de pollo en salsa de champiñones

Para cocinar no hace falta mucho, solo un poquito de tiempo y mucho amor. A veces sentimos que no podríamos preparar un rico plato para la hora del almuerzo o la cena, peroles prometo que se puede y no es tan difícil. Les dejo mi receta de pollo en salsa de champiñones para que la prueben y me digan qué les parece!

Ingredientes
4 pechugas de pollo
2 tazas de champiñones
1 taza de leche
2 cucharadas de harina
Sal de ajo
Aceite de coco
Sal y Pimienta al gusto
Ahora, ¡a preparar!

Asa las pechugas ene l horno con aceite de coco y sal hasta que esté dorado y lo dejas reservado.
Mezcla la lecha con la harina en un recipiente.
Calienta en una satén en el aceite aceite de coco , añade los champiñones bien picados al gusto de quien prepara, más la sal de ajo.
Deja que pasen unos minutos (no más de cinco) y agregamos la leche con la harina {ya mezclada}, más pimienta al gusto
Deja que se junte todo por otros 5 minutos.
A esto agregas el pollo, el que sumergirá en la salsa que preparamos. Lo dejas allí unos 5-7 minutos y está listo para servir.
Puedes acompañar este plato con ensalada y papás al horno o pasta en mantequilla.

Tener 3 hijas

Una pregunta bastante común en estos días es ¿qué se siente ser mamá de 3? Y con el corazón en la mano y muchas ganas de compartir esta aventura, les contaré lo maravilloso y lo complicado que es.

Yo soy hija única, crecí sin hermanos y sin primitos, por lo que siempre soñé con tener una familia grande. Después de tener a mi primera hija, estaba segura que quería tener otro bebé y sin dudas ni miedos, buscamos a mi pequeña Sabrina.

La vida con 2 hijas fue maravillosa pues las niñas se aman, se acompañan y aunque tienen las peleas normales entre hermanas, son inseparables. Verlas crecer y compartir se convirtió en lo más lindo de nuestras vidas, aunque en mi siempre existía esa espinita de “que rico otro bebé…”. Pero la vida, el trabajo y el vivir en un país lejos de nuestras familias me hacía poner los pies en la tierra y cerrar el tema cada que trataba de abrirlo. Para mi sorpresa, la vida tenía otros planes, pues esa espinita se convirtió en una enorme e inesperada sorpresa cuando nos enteramos del embarazo número 3.

Digamos que fueron 9 meses de sentimientos encontrados sobre la llegada de un nuevo bebé. Yo pensaba en cómo me multiplicaría a la hora de dormirlas, cómo organizaría mis horarios de amamantar un bebé mientras llevaba a las niñas al colegio, el trabajo, el colegio, la comida… Mientras mi marido pensaba en las futuras peleas por la ventana del carro, en que ya no podríamos viajar a 1 solo cuarto de hotel, que no cabríamos en una sola fila del avión y demás locuras cotidianas, que a mi realmente no se me pasaban por la cabeza.

El día que nació Micaela y la tuvimos en los brazos se abrió una luz de claridad y felicidad en nuestras vidas. Honestamente sentí que me mandaron un regalo del cielo, todas las dudas se comenzaron a disipar y los miedos pasaron a ser parte del pasado.

¡No es para nada fácil tener 3 hijas! Ha sido un año de locura y adaptación. No es fácil dividirse y tratar de darle tiempo por separado a cada una de mis hijas. Créanme que hay una hora del día en que todas quieren a la mamá al mismo tiempo y para cosas totalmente diferentes. Ha sido un gran reto lograr darles el tiempo individual a cada una sin perder la cordura.

Durante este año he aprendido a respirar más profundo que antes, a dejar la ropa sucia más tiempo, a lavar los platos cuando se pueda y a mantener mi casa como el lugar donde disfrutamos y vivimos en familia, no como una sala de exhibición para publicarla en una revista. La vida con 3 hijas me ha enseñado que hay que tener rutinas establecidas, pero siempre con un espacio para ser libres. Y finalmente todos los retos que hemos tenido, los hemos superado y con la mayor recompensa, ver a mis hijas felices.

A punto de celebrar el primer cumpleaños de mi bebé, creo que hemos superado las noches en vela, las alimentadas cada 3 horas y los celos de las hermanitas. Ya tengo una cara más relajada, mis ojeras están empezando a aclararse y estoy recuperando mi energía. Estoy también llegando al final de la lactancia, y aunque considero que ya es justo y necesario para ambas, es cerrar un ciclo de lo que considero ha sido una de las cosas más hermosas que he hecho en mi vida. Ahora sí, se me acabaron los bebés y con esta realidad, el corazón se me pone chiquito.

Ahora empezaremos una nueva etapa en esta familia de 5, y poco a poco disfrutaremos de más locuras, obstáculos y momentos lindos. Al final de cuentas esa vida loca con 3 hijas y un marido hermoso no puede ser más que emocionante y llena de cosas lindas. Fácil no creo que sea, pero acá estaré aprendiendo y compartiendo con ustedes lo que es ser mama de 3 niñas.

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La incapacidad para una mamá como yo